martes, 24 de abril de 2012

Anuncio J'adore


El ansia de libertad era otra de las características clave del romanticismo.El hombre romántico protesta contra todo aquello que cohibe su espíritu.
En este anuncio,vemos como la protagonista,al irse despojando de las joyas,la ropa,etc.Se va sintiendo cada vez más libre,sin ataduras.Un buen ejemplo actual para reflejar el ansia de libertad.

Cuarteto de Nos - No quiero ser normal


El típico romántico del siglo XIX era alguien individualista,el "yo" le supone el máximo objetivo de la vida espiritual,y el mundo externo es concebido de forma subjetiva,
Hoy en día,el individualismo sigue estando muy presente,veamos un ejemplo: "No quiero ser normal" una canción que manifiesta el ansia de ser diferente a los demás,único.

lunes, 23 de abril de 2012

Final alternativo de El castellano viejo

-Antes de marcharse, nuestro ilustre escritor, espero con emoción que usted pueda dedicar unas palabras a cada uno de nosotros. 
-Usted señor, pretende que alabe vuestra figura por la velada que nos ha dedicado hoy, en el día de días. Espera que mis palabras sean lo más encantadoras posibles y que sus oídos se deleiten con ellas. Eso es lo que usted pretende como buen castellano viejo que es, pero yo, hombre de principios no puedo hacerlo.
La velada ha sido perfecta y la compañía inmejorable, eso es lo que desea oír de mi, cuando lo cierto es que ansio la hora en la que la comida finalize para volver a mi humilde morada, sin la presencia de niños que arroje alimentos a los invitados, ni comensales que intentan obligarte a beber de sus copas, donde han dejado sus huellas grasientas,  alejado de la sociedad de hoy en día corrompida por las malas costumbres y los vulgarismos que la rodean. Pero a pesar de ello no le culpo, ¿qué se puede esperar de una sociedad sin educación? Se le concede más importancia al comer que al pensar.
Su mujer, que con tanto esfuerzo nos preparó la comida, ha estudo a punto de romper a llorar gracias a usted, que a lo que se ha dedicado en este almuerzo ha sido a criticar su labor. Intenta aparentar lo que no es, un señor fino y con conocimientos en servir alimentos. 
Ese es el problema de muchos individuos en este país, no contentos con lo que son, intentan parecer mejores, cuando en un estúpido intento destacan más su ignorancia. 
Y ahora, si no hay nada más que me lo impida, deseo partir de este lugar y no volver a pisarlo.

Fragmento de El castellano viejo.



No queriendo dar a entender que desconocía este enérgico modo de anunciarse, ni desairar el agasajo de quien sin duda había creído hacérmele más que mediano, dejándome torcido para todo el día, traté sólo de volverme por conocer quien fuese tan mi amigo para tratarme tan mal; pero mi castellano viejo es hombre que cuando está de gracias no se ha de dejar ninguna en el tintero. ¿Cómo dirá el lector que siguió dándome pruebas de confianza y cariño? Echóme las manos a los ojos y sujetándome por detrás: -¿Quién soy?-, gritaba, alborozado con el buen éxito de su delicada travesura. -¿Quién soy?- -Un animal [irracional]-, iba a responderle; pero me acordé de repente de quién podría ser, y sustituyendo cantidades iguales: -Braulio eres-, le dije.
Al oírme, suelta sus manos, ríe, se aprieta los ijares, alborota la calle y pónenos a entrambos en escena. -¡Bien, mi amigo!. ¿Pues en qué me has conocido? -¿Quién pudiera sino tú? -¿Has venido ya de tu Vizcaya? -No, Braulio, no he venido. -Siempre el mismo genio. ¿Qué quieres? es la pregunta del español. ¡Cuánto me alegro de que estés aquí! ¿Sabes que mañana son mis días? -Te los deseo muy felices. -Déjate de cumplimientos entre nosotros; ya sabes que yo soy franco y castellano viejo: el pan pan y el vino vino; por consiguiente exijo de ti que no vayas a dármelos; pero estás convidado. -¿A qué? -A comer conmigo. -No es posible. -No hay remedio. -No puedo -insisto ya temblando. -¿No puedes? -Gracias. -¿Gracias? Vete a paseo; amigo, como no soy el duque de F..., ni el conde de P... ¿Quién se resiste a una [alevosa] sorpresa de esta especie? ¿Quién quiere parecer vano? -No es eso, sino que... -Pues si no es eso -me interrumpe-, te espero a las dos; en casa se come a la española; temprano. Tengo mucha gente; tendremos al famoso X. que nos improvisará de lo lindo; T. nos cantará de sobremesa una rondeña con su gracia natural; y por la noche J. cantará y tocará alguna cosilla.